Un cura de todos y para todos
- Alucinos
- 14 abr
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Actualizado: hace 7 días
14 de abril de 2025
Existe un dicho muy español, tan español que está mal sacado del Quijote ‘Con la Iglesia hemos dado’, en el original , y que inmediatamente el pueblo lo convirtió en ‘Con la iglesia hemos topado’. Esta frase se dice para expresar inconvenientes de cualquier autoridad que suponga un obstáculo insuperable para lograr el objetivo de quien usa esta frase. Y dado el poder y la influencia que la Iglesia ha tenido de siempre, se cambió el término ‘dado’ por ‘topado’ para acentuar este sentido.

Enrique de Castro
Pues bien, Enrique de Castro, fue un sacerdote que hizo durante toda su vida, todo lo contrario, a lo del dicho, es decir, fue un cura a los que acudían todas aquellas personas que tenían problemas de toda índole y, su labor siempre fue la misma: acogerles, escucharles, protegerles y estar con ellos
Solo unas pinceladas sobre la vida de este hombre, que toda su vida fue un continuo estar al lado de los más necesitados: Nació en Madrid en 1943 de una familia acomodada, estudió en el colegio del Pilar de Madrid. Después se licenció en Teología en la Universidad de Comillas. En 1972 fue ordenado sacerdote eligiendo para trabajar en el barrio de Palomeras Bajas en el distrito de Vallecas, una barrio marginal y obrero.
Es importante analizar la época de la que estamos hablando. En los años setenta nos encontramos con dos situaciones importantes: a) en España, el político. El franquismo agoniza y es necesario la implantación de una democracia. Todas las épocas de cambio son duras y problemáticas, y b) a nivel internacional el económico. Durante la década de los setenta, llamada la recesión de los setenta, fue una época de estancamiento económico en todo el mundo occidental, debido sobre todo a la subida del petróleo, que puso fin a la expansión económica de la edad de oro del capitalismo. Se diferenció de muchas recesiones previas por coexistir un alto desempleo y una alta inflación.

Por supuesto en los barrios obreros este problema se vivió con mucha más crudeza, ya que el número de personas sin trabajo aumentó muchísimo.
Pues bien, Enrique de Castro se implicó al 100% con todas las personas del barrio, tanto desde el lado eclesiástico, como el político. Y por tanto tuvo problemas con las dos instituciones: la Iglesia y la Administración del Estado. Sus puertas siempre estaban abiertas tanto para los que se escondían por diferentes motivos.
Y esto no fue ni mucho menos tan malo como cuando en los ochenta apareció la droga. La aparición de la droga en nuestro país, causo más muertos que en una guerra. ¿Por qué tuvo esa virulencia? Sobre este tema se ha escrito mucho y en general todo era más o menos cierto. Primero, la droga comenzó enganchando a toda una generación de chicos jóvenes en los ochenta, al principio regalándola, y después vendiéndola.
El hecho claro es que las fuerzas del orden estaban involucradas, lo más plausible que fuese por dinero, aunque también se mantiene que fue un plan político deliberado para cargarse a todos los chavales que se encontraban en la zona de los marginados. Por esta razón, en las zonas obreras y en paro en Madrid, en barrios como Vallecas, La Celsa, San Fermín y más, caían fulminados, pero no pasaba nada porque era gente sin importancia y además peligrosa. La heroína dejó de encender alarmas cuando dejó de infiltrarse en los grupos capaces de producir discurso y su prevalencia se redujo a los sectores ya estigmatizados, y cuando, además, se introdujo el tratamiento con metadona y las formas de consumo variaron hacía unos métodos menos escandalosos y mortíferos pero que igualmente secuestraban la vida de quienes consumían.
Además, señalar, a la ‘maravillosa’ movida madrileña que contribuyó a su expansión con esa especie de culto que tenia de los prohibido y que se drogaban personajes del mundo artístico. Su creador, Tierno Galván alcalde de Madrid, llego a decir “Rockeros, el que no esté colocao, que se coloque. Y al loro”.
En resumen, en los años 80/90 los consumidores fueron fumigados, aniquilados como insectos. Unos murieron de sobredosis, otros de sida, otros en un accidente y otros a balazos.
Bien, pues muchos de éstos enganchados a la heroína también acudían a la parroquia y a la casa de Enrique de Castro, algunos huyendo del robo que habían hecho para pagar la droga, otros para tener un sitio donde estuviesen lo mejor posible. En 1981 se creo la Coordinadora de Barrios, para el seguimiento de menores y jóvenes marginados, y ayudarlos a buscar salidas. Su objetivo era aglutinar la acción social y reivindicativa que existía alrededor de la parroquia San Carlos Borromeo, donde Enrique era párroco.
Todas estas actividades le enfrentaron contra la estructura eclesiástica, y Monseñor Rouco Varela, arzobispo de Madrid, quiso cerrar la parroquia, pero gracias al apoyo popular desistió. Continuó con su obra hasta su muerte en 2023
La obra de Enrique de Castro y el mismo, han estado muy vinculados a personas pertenecientes a Alucinos. Además de Íñigo Ortiz de Mendibil, presidente de la Asociación, otras personas unidas a la obra de Enrique se han hecho cargo de la gestión de la casa de Enrique de Castro en el Pozo del Tio Raimundo, para seguir con su obra con el nombre El Hogar de Enrique .
Y tal como siempre quiso el propio Enrique, no quería recursos subvencionados, para que no le impusieran ningún tipo de cortapisas en cómo gestionar su hogar con los mas necesitados.
Y por esta razón, recurrimos a vosotros para pediros una colaboración económica para que la casa funciones de nuevo y puedan residir los más necesitados. Eso requiere una serie de puesta en marcha, ya que desde la muerte de Enrique la ca ha estado sin control y está con problemas serios: alguna tuberías se han roto, mejor aislamiento ventanas etc.. Co vuestra ayuda, la obra del "cura de los pobres" que encarnó el espíritu de la Teología de la Liberación y que dejó una profunda huella en el barrio de Vallecas y en la conciencia social de muchos, así como su legado, podrá continuar como ejemplo de compromiso cristiano con la justicia y la dignidad humana.
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